Vida resucitada
Con frecuencia la conciencia de clase lleva a compromisos
radicales, que ocasiones conflictos agudos e incluso la muerte de los
combatientes. Alí canta la muerte de los mártires
como un reconocimiento a su vida entregada por la causa de su pueblo y siempre
como un mensaje de aliento para quienes seguimos en la lucha. Resalta Alí su
presencia viva entre el pueblo, y lo hace de múltiples maneras.
Para hablar de la vida resucitada, se inspira en Jesucristo
y Bolívar, a quienes repetidas veces Alí considera vivos. En CANCIÓN
BOLIVARIANA Bolívar está vivo: “Bolívar bolivariano / no es un pensamiento
muerto / ni mucho menos un santo / para prenderle una vela”. Y Bolívar se hace
real en el encuentro con un niño de Venezuela: “Un niño de Venezuela / tuvo un
encuentro con él”. Se trata del Bolívar que vuelve “a liberar a su pueblo”,
como afirma en SANGUEO PARA EL REGRESO.
Así como Bolívar, está vivoJesucristo: al que Ceferino (en
FLORA Y CEFERINO) pregunta a cada rato, “con ira indigna de un siervo de Dios”,
“si Don Olivares no será más bien su cazador”; y al que los ricos olvidan pero
no por ello deja de estar vivo (EL BACHACO FUNDILLÚO: “te compran los camellos
/ y se olvidan de Jesús”.
Luego se refiere a los tantos caídos en América Latina y el
mundo en sus luchas por la justicia y la paz. En LOS QUE MUEREN POR LA VIDA,
hermosa canción, siempre actual, afirma que éstos “no pueden llamarse muertos”
y que “es prohibido llorarlos”. El corazón de los luchadores del presente se
inspira en los antepasados, nuestro corazón dispuesto al combate “tiene latir
de bongo, color de vino ancestral”.
Hay varias referencias particulares, en canciones escritas
expresamente a la muerte de los luchadores del continente, guerrilleros,
estudiantes y cantores. En COMANDANTE
AMIGO se refiere al Che y le dice: “no te fuiste Che, comandante amigo”. Lo
considera vivo y amigo. Y sigue desarrollando el contenido de esta vida como
memoria activa en el presente, sangre que corre por nuestras venas, imagen
conservada en la montaña boliviana, agitación en cada casa del pueblo de
Bolivia: “Comandante Che te mataron/ pero en nosotros dejaron / para siempre tu
memoria / plasmada en moldes de gloria. / Caminando entre valles y montañas /
para siempre tu imagen guerrillera / y tu sangre corre ya por nuestras venas /
y se agita en los techos bolivianos”.
En HACEN MIL HOMBRES resalta Alí la imagen de las manos del
Che vivas, manos que dicen, que combaten, que buscan el cuerpo, y a las que el
pueblo besa y les replica cantando: "Hasta Siempre, Venceré". “Tus
manos siguen viviendo / dicen: pueblo, pueblo / fuego, fuego / Tus manos aún
muertas / están viviendo / están luchando / porque aprietan el gatillo /
combatiente guerrillero / de aquel enorme fusil / la voluntad de los pueblos.
Tus manos buscan tu cuerpo / tus manos las está besando el pueblo / tus manos
llenas de fe en la victoria”.
En TANIA evoca a la guerrillera muerta en combate, cuyo
“olor” se ha quedado en el pueblo, es guerrilla y flor que vive entre los
bolivianos.
En CANCIÓN PARA LOS VALIENTES recuerda
a Víctor Jara, asesinado por la dictadura de Pinochet, y lo convoca para cantar
junto a Violeta Parra: “que la cante Víctor Jara / una canción de Violeta /
para el compañero Allende”.El pueblo lo mantiene vivo y le devuelve sus manos
para que pueda tocar de nuevo: “Toma tus manos, toma tus dedos / te las
devuelve la gallá / cántale Víctor, cántale al pueblo / que se alza la llamará”.
Víctor Jara está vivo en el pueblo. El pueblo da vida a Víctor y Víctor da
vida al pueblo. El pueblo recobra a Jara con sus luchas y su canto, y de nuevo
Jara canta al pueblo, estimulando su camino de liberación. En la portada del
disco homónimo escribe Alí: “¿No es linda la canción que nos canta la gallá?”
La gallada es uso que hace refiriéndose al pueblo, como grupo de gallos, que en
el conjunto de las canciones de Alí hace referencia al canto por un nuevo
amanecer, y también al gallo, símbolo del partido comunista, símbolo de las
luchas populares conscientes.
Así mismo canta a Benjo Cruz, en EL CANTOR DE BOLIVIA. Los
cholos, el pueblo pobre, levanta su canto y le da vida: “y se acercaron los
cholos / a levantar su canción / los cholos que hoy la cantan / la trajeron
desde el sol / eran versos contra balas / y su canción no murió”. El cantor
(Benjo Cruz, pero también aplica a todo cantor popular) era consciente del
riesgo de su muerte, y de su revivificación en el pueblo: “seguro voy de mi
muerte / y como sé que yo muero / dejo al pueblo mi canción”. Con su canto sigue vivo el cantor: “no porque
lo hayan matado / ha dejado de cantar”. Y de nuevo repite Alí la imagen de la
sangre fecunda, que ahora da hermosas flores de vida para la patria: “Su cuerpo
cayó en la selva / y su sangre se regó / Su sangre era un poema / y abrazó su
corazón / y fue formando con versos / para su Patria una flor”.
Imágenes similares de tierra florecida y sangre germinada
utiliza Alí en SOMBRERO AZUL para referirse a los caídos del pueblo
salvadoreño: “que florezca la tierra por los que han ido cayendo”; “tu limpia
sangre germinará sobre el mar, y será una enorme rosa de amor por la
humanidad”.
En ALBERTO LOVERA HERMANO se afirma con contundencia:
“Alberto, tú no estás muerto". Asesinado, encadenado y arrojado al mar, su
cuerpo salió a flote. Este hecho real lo recoge Alí para leerlo como cuerpo que
grita, cuerpo vivo, que denuncia a los culpables: “saliste del mar encadenado /
culpando a los que le te mataron / tu grito se escucha siempre / grito
revolucionario/ tu grito se escucha siempre / Alberto Lovera hermano”.
En TIN MARIN recuerda la muerte sospechosa de los integrantes del grupo Madera.
En figura de tambor se estampa la nueva vida que se estrena: “Sólo se mojaron /
y en la orilla están / secándose al sol / pronto sonarán”.
En JOSE Y CARLOS recuerda a Carlos Bello y José Uribe,
estudiantes merideños asesinados.
Los techos rojos merideños, sus viejos, sus habitantes
fueron testigos de las costosas luchas estudiantiles, el pueblo lloró junto a
sus estudiantes las muertes de Domingo Salazar, José Uribe, Rosas Piña, Carlos
Bello, Magdiel Páez y tantos otros caídos en las avenidas Universidad y Tulio
Febres Cordero, sitios que debieran ser declarados Camposantos. Fueron una gran
cantidad los estudiantes abatidos en aquellas feroces luchas (http://www.aporrea.org/educacion/a77025.html).
Carlos Bello fue asesinado en Mérida el 14 de mayo de
1969. Una manifestación en apoyo a la Universidad de Carabobo, es interceptada por el Batallón
de Cazadores” en la Av. Tulio Febres Cordero, frente a la facultad de Ingeniería.
Los militares disparan y el saldo es de 13 estudiantes heridos y el Br. Carlos
Ramón Bello Romero muerto. La Federación
Centros Universitarios acusa a dos
prominentes dirigentes de la Juventud
Revolucionaria Copeyana (JRC).
(Información publicada en el Nacional 16/mayo/1969; y comunicado del CU-ULA,
del 15 de mayo).
A ellos invoca Alí con su canto esperanzado: “Para otros
murieron/ para nosotros viven” Y explica dónde vive hoy: “viven en el pueblo /
en los niños que ríen,/ y en la mirada triste de los viejos,/ en las manos
callosas del obrero / viven en el corazón del estudiante / que vibra por la
Patria / viven en los ojos de la novia / en el beso tierno de la madre / en la
palabra rebeldía / y en la universidad que lucha para ser joven”. Luego, a través
de la imagen de la sangre refuerza el contenido vital: “ellos eran bucares
jóvenes, fuertes / y dieron flores por la Patria / flores rojas flores de
sangre / que brotaron más fuertes”.