La primera mención que hace Alí a la conciencia es en la
canción Esclavos de esclavos (1974):
“Problema de generación, no sé si lo planteo claro, pero para mí hay una de
dos, una es destruir al amo, y dos es tener un hijo esclavo. Esclavo, esclavo. Su problema de conciencia llévelo al
supermercado. Esclavo, esclavo”. En este
canto se utiliza el término conciencia en una línea subjetivista, como algo
particular, individual, que Alí confronta desde la realidad económica, desde la
más pura ortodoxia marxista. La conciencia es una creación subjetiva que se
diluye ante la realidad económica. Al ver la carestía de la vida, la conciencia
individual queda desplazada. En el supermercado se descubre la realidad de
esclavitud actual que vive el pueblo. Ya no queda otra: o se acepta la
esclavitud perpetua o se busca destruir al amo (ojo, no habla Alí de matarlo;
en la dialéctica amo y esclavo, la supresión del amo llevaría a su liberación).
Igualmente desplaza Alí el problema generacional, al modo
como suele presentarse al debate en el discurso de la modernidad, como
problema central de las sociedades, para situar la centralidad en el plano
socio-económico: el tener hijos esclavos es el verdadero problema de las
generaciones, y no su diferencia de edad
(en la portada de La patria es el hombre
-1977- comparte Alí una anécdota con el viejo Hermenegildo y se refiere a la
llamada brecha generacional como un autochantaje).
Sin embargo, no será éste el uso del término conciencia, como falsa conciencia individual, el que predomina en Alí. Pronto se referirá a la conciencia como despertar a la realidad de injusticia social, es decir, como conciencia de clase, tal como lo propone en su análisis Ludovico Silva.
En Tu palabra
(1974) comienza a cambiar de perspectiva. Ahora se refiere a los líderes. Pone
de relieve el rol protagónico de la palabra como despertadora de conciencia e
invita a los revolucionarios a lanzar la palabra con fuerza, como piedra que
instaure la conciencia en el pueblo; como sostén de su corazón herido y
debilitado a fuerza de explotación: “sostén con tu palabra / el corazón del
pueblo / para que no se caiga… Quien sea sensible / que lance la primera conciencia".
En orden cronológico, la tercera canción que menciona la
conciencia hace referencia al lago Coquivacoa
(1976), al que describe así: “cuando en la rada se puso negro el lago /
estando azulito el cielo”; esta oscuridad se contrapone con su pasado más puro:
“¡qué molleja primo / tan cristalino que estaba el lago ayer!”. Percibe con
claridad la responsabilidad de la contaminación que no corresponde al pueblo
originario indígena: “no es el palafito lo que está matando / todo lo que hay
en él”. La responsabilidad recae en los hombres modernos: “que somos nosotros
los / que lo están matando, sí”. Y acuña unas frases inolvidables: “la
inocencia no mata al pueblo / pero tampoco lo salva / lo salvará su conciencia / y en eso me apuesto el alma”. A la
conciencia le otorga Alí un rol salvador. La salvación de la vida depende de
esta conciencia, de este modo de ver la realidad para comprometerse con ella. Y
esto con el más hondo sentido ecológico y de amor a la Madre Tierra.
En Zapatos de mi
conciencia (1977)se da la siguiente
mención. Se trata de la conciencia ante el pobre, conciencia para percibir la
realidad de pobreza y comprometerse con ella: “Al ver al viejo descalzo / quise
darle mis zapatos”. Pero da un salto, en el sentido de que la conciencia no se
queda en la mera sensibilidad ante la situación de pobreza individual, sino que
implica el análisis social y religioso
para hacer las debidas distinciones. El viejo le dice a Alí: "No hace
falta / lo que importa es tu conciencia
/ no es importante el ropaje / sino distinguir a fondo / los que van comiendo
dioses/ y defecando demonios". El viejo hace crecer la conciencia de Alí.
Los zapatos ausentes (prescindibles) en los pies del anciano, evocan los zapatos
(imprescindibles) que guían el caminar de vida de Alí: “Zapatos de mi
conciencia / mal que bien me van llevando”.
En Canción
Bolivariana (1980) Alí se refiere a
la conciencia bolivariana, inspirada en los valores del Padre Libertador.
Conciencia que quieren arrebatar al pueblo mediante el engaño. El “carajito”
-que así es como llama Bolívar al niño que dialoga con él- dice a Bolívar: “A
mi pueblo lo están dejando sin Bolívar”. Y aclara, ante las dudas: “Sin conciencia, Libertador, sin conciencia”.
En la Noche del
jabalí (1981) se refiere a la conciencia acerca de la realidad
latinoamericana. La conciencia es un disparo que libera. Refiriéndose a Haití
explica la situación de represión, masacres y resistencia popular: “¿Que
cuántos habitantes tiene? Los que le quedan después de tanta masacre”. De ahí,
el llamado final del canto es a la conciencia solidaria con este pueblo al que
han dejado solo en su lucha liberadora de la violenta y represora dictadura:
“Han luchado solos compañera hasta que
nuestra conciencia dispare en la lucha por liberar a Haití”.
Pero donde más claramente hace Alí uso del término
conciencia como categoría marxista es en la canción Con el martillo dando (1984) en
la que afirma con rotundidad: “cuando
hay conciencia de clase un largo trecho se está ganando”. “Con el martillo
dando y no dejarse dar” expresa lo que significa esta conciencia de
conflictividad y lucha socio-política. La conciencia de clase hace percibir con
claridad la división de la sociedad en clases y la lucha real entre los dueños
de las riquezas y las clases trabajadoras.
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