Haití: solidaridad con
un pueblo a oscuras
Alí dedica a Haití el canto Noche de jabalí (1981). En 1957 fue elegido como Presidente de
Haití François Duvalier, conocido popularmente como Papa Doc, que gobernó
dictatorialmente con ayuda militar y financiera de Estados Unidos y que en 1964
se hizo proclamar presidente vitalicio. Su hijo Jean-Claude Duvalier (BabyDoc)
le sucedió en 1971. Ese mismo año creó el cuerpo de los Leopardos, para
contrarrestar el poder autónomo de la fuerza policial del régimen de su
predecesor los TontonMacoute, pero con igual misión de mantener el terror entre
la población. En enero de 1986 una insurrección popular le obligó a exiliarse y
el ejército se hizo con el control del poder, mediante la formación de un
Consejo Nacional de Gobierno, presidido por el general Henri Namphy.
La imagen de la noche
del jabalí se ha utilizado para señalar grandes desastres: epidemias,
sismos, terremotos (así puede descubrirse rastreando algunas noticias actuales
de la web). Para los estudiosos de la simbología onírica el jabalí representa a
un peligroso enemigo al que hay que evitar. Representa a un adversario
particularmente peligroso cuyo comportamiento puede desbaratar sus proyectos y
arruinar sus esperanzas por algún tiempo. La prudencia y la astucia serán
necesarias para neutralizar esas tentativas nocivas. Capturado, abatirlo, sería un presagio
excelente. Por otra parte, los cazadores de jabalíes saben que éstos suelen
salir tarde y bien entrada la noche. Recomiendan la espera y la paciencia. Los
jabalíes grandes son aún mucho más desconfiados.
No estoy seguro en qué pensaba Alí al dar este título a
su canción, pero bien creo que se puedan combinar algunas de estas ideas para
una interpretación adecuada. La noche por la que estaba pasando Haití era una
noche terrible de represión y masacres. El presidente Duvalier era el enemigo a
vencer, peligroso, y terrible (el jabalí). Se le recomienda al pueblo paciencia
y astucia en la lucha, hasta lograr abatirlo. Esa es la clave interpretativa.
Alí canta cuando Duvalier hijo es presidente. Es tiempo
de represiones, masacres y hombres caídos, es tiempo de resistencias y luchas.
Alí crea un diálogo concientizador con una compañera con quien conversa sobre
Haití. Este recurso de Alí a los diálogos concientizadores es típico en varias
de sus canciones. Resalta el diálogo entre Bolívar y el niño de Canción bolivariana (1980), pero también
los diálogos en Flora y Ceferino (1979),
o los del líder revolucionario con el obrero o el cura en Hay que aligerar la carga (1974). Alí, que cree en la fuerza de su
canto, cree además en la fuerza de la palabra concientizadora.
Palabra que interpela ante la realidad sufriente de los
pueblos hermanos de América Latina y, en este canto particular, ante lo que
ocurre en Haití: “Apaga la radio compañera hay tantas cosas para conversar / No
preguntes cuántas veces por segundo mueve las alas el colibrí / Pregunta por
ejemplo ¿Qué estamos haciendo por Haití? ¿Que dónde queda, dices? / En un lugar cercado por la noche en el
inmenso cobalto del Caribe”.
En el diálogo asoma la ignorancia sobre nuestra propia
región y la necesidad de hacer algo, la necesidad del compromiso transformador.
Acude Alí al recurso poético de la noche para describir la realidad de este
pueblo: “La noche en este caso es la miseria, es el hambre, es la palabra presa
/ Es negar el camino a la inteligencia es negar que el obrero es un poeta”.
Y sigue aclarando la situación de represión, masacres y
resistencia popular: “¿Que cuántos habitantes tiene? Los que le quedan después
de tanta masacre / ¿Que si luchan, además de sobrevivir, que si luchan? Claro
que sí, pequeño amor, claro que sí / Los patriotas haitianos andan con luces y
colores en las manos / Y andan florecidos como la tierra regada por lloviznas y
por cantos”.
El llamado final del canto es a la solidaridad
internacional con este pueblo al que han dejado solo en su lucha liberadora de
la violenta y represora dictadura: “Pero han luchado solos, compañera, solos /
Aunque andan florecidos como andan los hombres cuando andan luchando / Han luchado solos compañera hasta que nuestra
conciencia dispare en la lucha por liberar a Haití / Hasta que el mundo se alce
en una sola voz luminosa, solidaria / Y
entre todos hagamos la mañana que acabe para siempre con la noche del jabalí”.
Concluye con una interpelación más cercana, más personal,
con una invitación a emprender el camino, a no dejar la palabra vacía, sin
compromiso, sin pasos: “Ahora, pongámonos en marcha que la palabra sin los
pasos es una palabra muerta / Y el tiempo nos dice: ¡avanza, alma profunda en
llamas, avanza! / Construyamos entre todos la mañana que acabe para siempre con
la noche del jabalí. No permitamos que el futuro nos pregunte ¿Qué hicieron
ustedes por Haití? y respondamos bajando la cabeza: los hombres que cayeron son
el número exacto de las veces que en un siglo mueve las alas el colibrí”.
Paraguay: galopera
libertaria
En Piraña con
diente de oro (1982) Alí rescata el canto popular de resistencia: “un arpa
suena por la lucha”. Da esperanza y anima a la lucha: “Galopa, que el combate
va en las manos blancas de la madrugá… pronto cruzarás el hermoso río de la
libertad… galopan tus sueños por el Paraguay”.
Galopera es una polca rápida no cantable y con muchos
arabescos, con un ritmo ligero y festivo. La realiza una danzarina sola o en
grupo, sosteniendo muchas veces un cántaro o una botella, con gran equilibrio.
Según se supone, esto viene de las campesinas que llevaban sus bultos en la
cabeza para poder transportarlos. Internacionalmente conocida es la canción de
Mauricio Cardozo Ocampo, Galopera, que comienza así: “En un barrio de Asunción
gente viene, gente va... ya está llamando el tambor, "la galopa" va a
empezar”. Alí amplía el sentido, al usar el verbo galopar en imperativo. Se
trata de cabalgar, jinetear, subidos del corcel de la historia, como dirá en
varios de sus cantos. Alí llena el
canto de simbolismo liberador.
Sigue cantando al río mayor Paraná para que se lleve en
sus aguas los dolores del pueblo: “Que el Paraná en su caudal / traiga un agua
transparente / y se lleve para siempre / el dolor del Paraguay”.
Finalmente, denuncia al dictador al que describe como “un
viejo moribundo que de tanto morder la vida se les están cayendo los dientes”,
“que estrenando está sus colmillos de oro para morder más”. Se refiere a
Alfredo Stroessner (1912-2006) militar que ejerció como presidente de Paraguay
una dictadura de 35 años (1954-89). Cometió crímenes de lesa humanidad contra
el pueblo paraguayo. Durante su dictadura, hubo asesinatos, deportaciones,
encarcelamientos, torturas, persecuciones y desapariciones forzadas. Alí lo
llama “su majestad, que derecho al infierno pronto marchará”. Y le avisa: “del
crimen / con el corazón del pueblo ya no te alimentarás”. La sumisión y
dependencia del imperio la expresa así:
“si el gringo te da más dientes también se te caerán”. El dictador-piraña
depende del gringo y oprime al pueblo, se ha cambiado la dentadura para seguir
mordiendo al pueblo, pero el pueblo está despertando: “el pueblo es una
escopeta a punto de disparar”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario