La perspectiva consciente y amplia de la lucha se muestra a las claras en el análisis que hace Alí de la sociedad vigente en términos de capitalismo, comunismo, imperialismo y revolución.
Del comunismo habla en una de sus primeras canciones no grabada, Estrella roja: “Brilla la estrella roja de la liberación y el comunista siempre avanzando luchando sin temor. Soy comunista siempre lo he sido comunista yo soy, soy comunista venezolano joven comunista soy”. Pero sigue evocándolo más tarde en Canción para acordarme (1981): “el albañil leyéndome trozos del Capital… cuando mi madre supo que era comunista me dijo: ¡Dios te bendiga!”. Además de algunas referencias simbólicas, al martillo (Con el martillo dando: 1984) y al Sol colorado, viento del Este (referencia al color rojo del comunismo y los países comunistas del Este europeo), la canción del Camarada (1984) y la dedicada al Comandante amigo, Che Guevara (1974), además de las ya referidas sobre la revolución cubana.
Y en especial la referencia al gallo. En el símbolo del partido comunista venezolano aparece el gallo. Alí presenta el cantar de gallos como imagen del despertar del pueblo, clarín que lanza al pueblo a la batalla por la liberación. En relación con la lucha comunista aparece en Los que mueren por la vida: “carajo, que para amanecer no hacen falta gallinas sino cantar de gallos ; en Paraguanera: “no se me muera tocayo que están cantando los gallos para ese pueblo que espera”; en Canto oriental: “suena el clarín de los gallos cuando la mañana viene”; en Caña clara y tambor: “Papagayo, gallo cantor, / pajarito, pájaro y flor / que no muera la esperanza / el combate ni el amor”; y en Mujer del Vietnam: “En el cielo se oye un avión,/ las bombas caen / en la tierra un gallo cantó / un niño lloró, / parió con dolor / el futuro parió”.
Con un vínculo no tan obvio con esas luchas, aunque tal vez insinuado, Alí menciona varias veces más a los gallos: “Como ha lloviznado en Lara la voz de Pío Alvarado es linda la madrugada cuando ese gallo ha cantado. Como resuena el requinto en tierras de Curarigua se alimenta el Gallo Pinto con flores de siempreviva”. En Borincana: “Un jibarito a caballo y una pelea de gallos cantando en la madrugada”. Y así en Mi pueblo me hace cantar: “En mi pueblo la luna es tan grande y es tan bella que los gallos despiertan para cantarle a ella”.
Frente al capitalismo se plantea la lucha mayor. Ruperto (1974) es una canción muy significativa a ese respecto. Se describen los males que produce. Es “el causante de los males que está sufriendo mi pueblo”. Se pide atención, “mucho guillo” y no dejarse engañar. Y se convoca a la lucha: “Échale bolas, en la lucha te liberarás”. Una lucha hasta lograr enterrarlo.
El FIRMR, en documento ya citado añade:
Alí Primera nos cuenta la historia de un hombre cualquiera, que bien pudo llamarse Armando, Juan o Napoleón, pero él lo bautizó con el nombre de Ruperto. Y este venezolano que vivía en su campo su mujer y tres muchachos, la hierba su medicina y el brujo Antonio su médico es el prototipo del campesino latinoamericano que obnubilado por los cantos de sirena del capitalismo, en algunos casos, y por la necesidad de trabajo, en la mayoría de veces, emigra a la gran ciudad, a la capital que bien podría ser México D.F., Santiago de Chile o Buenos Aires… ¡Todo un himno de rebelión, una declaración de lucha!
Y Sivira propone:
Nos muestra a un hombre que, luego de salido de la cárcel, se sobrepone al medio; a un hombre que adquiere plena conciencia de su rol y lugar en la sociedad (conciencia de clase). En consecuencia a un hombre que ha elevado su nivel político-ideológico; su conciencia cotidiana al rango de ideología revolucionaria, en consecuencia, toma partido en la lucha por la redención de su patria oprimida y maltrecha. Toda vez que logra comprender y ubicar al capitalismo como su enemigo principal. Comprendió que mientras el mundo siga regido por el sistema capitalista, siendo que este degrada a la naturaleza (entendida como medio ambiente) y oprime la propia naturaleza, nos está negado alcanzar la mayor suma de felicidad posible.
En La Soga se alude simbólicamente a este sistema capitalista como veneno de la sociedad organizada: “Si le quitan el veneno al cascabel, aunque suene la maraca deja de ser cascabel”. La sociedad sin capitalismo sería una maravilla. Como un armonioso sonido de maracas.
Al capitalismo en su fase imperialista hace referencia en Hay que aligerar la carga (1972): “Sé que hay un enemigo es el imperialismo y a él lo venceré”; en Perdóneme tío Juan (1974): “En tierra venezolana el imperialismo yankee hace lo que le da la gana”. Es un imperialismo con sus perros guardianes. En Derecho al derechito (1982) expresa: “El imperialismo siempre tiene un cancerbero de raro comportamiento que al amo alegra y tiempo de demostrarlo no desecha, le muerde la mano izquierda y le lame la derecha”. Finalmente, en Canción bolivariana (1980), el niño en diálogo con Bolívar menciona las raíces antimperialistas bolivarianas: "Hoy acudimos a tu idea visionaria, al anti-imperialista pensamiento de tu frente”.
La fragilidad del imperialismo se muestra en Los pies de mi niña huelen a caramelo, canto en el que se le asocia con tío tigre: “Es bravo tío Tigre pero tío Conejo dará a cada niño un lindo lucero y también un mango y un caramelo”. Al fin y al cabo, es un tigre de papel.
De la democracia habla Alí con un sentido irónico. Se refiere a la Democracia representativa, de sólo dejar votar, manipular con la prensa, y negociar. En PANFLETO DE UNA SOLA NOTA: Señores, la Democracia / no es que nos dejen votar / manipular con la prensa / no se llama libertad”. Y en TRIGO Y MOLINO: “trafican con la mentira / su mercancía es la Democracia”.
Incluso la palabra libertad, tan significativa para expresar el futuro del pueblo en los cantos de Alí, también la toma en ocasiones con un sentido irónico, refiriéndose a ella en el sentido que suelen utilizarla los idealizadores del capitalismo norteño. Se trata de la libertad que defiende Superman, la libertad de los poderosos para matar y plagar de miserias, la libertad de los pobres para morirse de hambre y sufrir. Véase un elenco de canciones:
YO VENGO DE DONDE USTED NO HA IDO: “la verdad de lo dicho / concluyo diciendo / que tienen, que tienen libertad / libertad para sufrir”.
PANFLETICO PARA DON SAMUEL: “de desempleados les da un carnet / y una medalla / y la libertad, sobre todo la libertad / de matar carajitos negros en Atlanta”.
CANCIÓN PARA ACORDARME: “y salí contento al camino / lleno de alegría
y aprendí a cagarme en la libertad / que defiende Superman / porque para algo / debe servir la mierda / en esta vida”.
CANCIÓN BOLIVARIANA: “¡ah! si vieras el destino / de los pueblos que liberó tu espada / su mayor libertad / es la de morirse de hambre / pisoteados por la bota norteña / sobre la que nos alertaste… Bolívar: Los Estados Unidos parecen destinados / por la Providencia a plagar la América / de miserias en nombre de la libertad.”
Se habla del pueblo soberano, pero Alí replica: “llámelo usted soberano, yo lo llamo encandilao”, sometido a engaños.
El citado Orlando Araujo, en Venezuela Violenta, ayuda a entender el discurso de Alí, al explicar la situación venezolana de esos años:
El hecho de que no haya tierra ocupada por el ejército del más poderoso, sino capitales y gerentes respaldados desde lejos por aquel ejército, hace más humillante y explosiva la situación porque al deseo natural de liberarse que provoca todo género de explotación se añade, en el caso del neocolonialismo, la conciencia de que los amos son de fuera. Y esta conciencia adquiere extremos irritantes cuando los servidores internos de esos amos tratan de cubrir la vergüenza de su entrega con un lenguaje falso en el cual la evocación de los héroes y el uso de las palabras libertad, derecho, democracia y soberanía son tan solo un miserable aspecto del escar¬nio social y humano en que metieron sus vidas.
Por ello, la violencia antiimperialista es más avasallante y continua que la violencia feudal. En aquella, el odio de las clases explotadas contra las clases opresoras aparece reforzado por el odio al invasor, y ambos odios han movido durante milenios las palancas de la historia.
De la necesaria revolución hablará en varias canciones más. En Vamos gente de mi tierra (1974): “Busca a la clase obrera y haz con ella la Revolución”; en Hay que aligerar la carga (1972): “Dile que Dios no se arrecha, que él está contento con revolución”; y en Yo no sé filosofar (1972): “yo me voy con los muchachos, carajo a hacer la revolución”. Es una revolución que ya se ha experimentado en Cuba y de la cual América latina obrera levanta la bandera. En Cuba es un paraíso (1974): “Cuba se hizo su mundo, construyó Revolución… ¡Gloria Guevara y Cienfuegos! ¡Viva tu Revolución!... Lo’ vagabundo ‘ta afuera, lo echó la Revolución”; y en América latina obrera (1974): “el yankee teme a la revolución… levanta en tus manos la bandera de la revolución”.
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