En Cuando nombro la
poesía nombra Alí al “humano evangelio de Ernesto Cardenal”. Relaciona el
humano evangelio con una serie de valores, poetas y símbolos. El evangelio
humano es solidaridad, amistad, vida, paz. Junto a Ernesto Cardenal,
revolucionario y creyente (que para este tiempo publicó su Evangelio de Solentiname, un libro de comentarios populares a los
textos del evangelio, recogidos de la reflexión comunitaria desde esta
población costeña nicaragüense), se coloca a Miguel Hernández y García Lorca,
poetas mártires de la frustrada revolución española. Y cerca están nuestros
poetas latinoamericanos más del pueblo: Neruda, Vallejo, Martí, Guillén,
Gabriela y Andrés Eloy. Al lado de estos poetas del pueblo el texto se llena de
símbolos: río preñado de canoas, ave que trae un parabién, vuelo triunfal de
mariposas, canto en Sol mayor, piel florecida, espiga besada por un viento
latinoamericano… Poesía, humanidad y evangelio son para Alí una misma cosa.
En varias canciones más, Alí hace referencia directa o
velada a textos de los evangelios que ha leído e inspiran su denuncia.
En Esquina
principal anota: “Qué ha sido del pan de Cristo, que suben la economía…
suben el pan de Cristo…”. Situada al final de esta canción de denuncia de la
desigualdad social y de la ineficiencia de los gobiernos, la referencia al pan
de Cristo evoca algunos de los textos más proféticos del evangelio. Como
aquéllos en los que Jesús convoca al pueblo que lo sigue e invita al reparto
igualitario del pan según el modelo de la comunidad de Alianza del pueblo antiguo,
en clanes de 50, en los que no había
desigualdad. La hierba verde en la que se sientan es un símbolo de la vida
fresca y buena para el pueblo (Mc 6,30-44 y paralelos; Jn 6,32-35; entre
otros). O aquellos otros textos de comidas de Jesús en los que son incluidos
los excluidos de siempre (Lc 14, 12-24; 15,2; y muchos más). O la oración en la
que Jesús pide a Dios el pan para cada día, que a nadie le falte, ni que nadie
lo acapare (Lc 11,3). En fin, todo un proyecto de sociedad igualitaria, evocada
por contraste en el canto de Alí.
La manera como se refiere al Pan de Cristo, que está
desaparecido y también sube, tras la obvia referencia a la subida de los
precios del pan, de la comida para el pueblo –que Alí denuncia-está remitiendo
(por su adjetivación: de Cristo) a la alienación religiosa, al secuestro de la
fe por los grupos de poder económico, que no permiten al pueblo descubrir una
religión que libere y promueva comunidades de vida y liberación. También el pan
de Cristo se lo han llevado a las nubes, lo han espiritualizado. Desvirtuando
su esencia más material, pan-para-la-vida, lo han hecho un pan-paran-pan
(ironía incluida) que no alimenta.
En El
bachaco fundillúo se escucha: “Según la biblia primero pasa un camello por
el ojo de una aguja que un rico entra en el reino de los cielos” (Mc 10,25 y
paralelos).
Ha habido muchas interpretaciones de
este texto, casi todas intentando suavizar la palabra fuerte, profética, de
Jesús, que se sitúa al lado de los pobres y denuncia a los ricos.
Alí juega con el lenguaje venezolano
popular y, en género de fábula, identifica a los ricos con el bachaco fundillúoque se enriquece a costa de las
hormiguitas trabajadoras.
El comienzo del relato es una
interpretación original del texto bíblico desde la realidad cotidiana. En la
interpretación de Alí “los ricos se compran los camellos, se compran las agujas
y se olvidan de Jesús”. Alí sigue denunciando a los ricos, que incluso son capaces
de neutralizar el texto del evangelio con su dinero. Todo lo compran, incluso
las relecturas de los textos, o su olvido. Jesús aquí es el profeta de los
pobres. El denunciador de las riquezas injustas. Pero también el olvidado por
la sociedad, por los ricos que nada quieren cambiar.
En Al pueblo lo que
es de César se aprecia un claro ejemplo de
intertextualidad y juego con el lector. La referencia bíblica es sólo un
dato remoto. El primer referente es César Rengifo, el que fuera no sólo pintor,
sino teatrero, poeta, ensayista, comunista, obrero, artesano y maestro
comprometido con sus discípulos. Una cita suya:
Cuando los
hombres y pueblos llegan al límite de sus padecimientos y de las humillaciones,
transforman su tentación de amanecer y su esperanza de día radiante en acción
libertadora: y su cólera grave desatada inflama de centellas los caminos.
A éste César remite Alí. A este César cuyo mensaje, obra
y vida, quedan para el pueblo. Tras esta referencia directa al pintor del
pueblo César Renfigo, la canción hace referencia velada a la expresión del
evangelio: “a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César” (Mc 12,17
y paralelos). En la interpretación latinoamericana de este pasaje hay quien
pregunta: ¿qué quiere Dios y qué quiere el César del imperio romano? Dios
quiere la justicia, la liberación del pueblo. César emperador quiere mantenerlo
sometido (la moneda es un símbolo del dominio económico).
Desde este texto remoto leemos la referencia al otro
César (Rengifo), que está junto al Dios del pueblo. Lo suyo es del pueblo. Es
el anticésar emperador. Aquél acapara su riqueza contra el pueblo,
explotándolo. Éste entrega su pintura, su arte, su dramaturgia, sus ensayos…
para el goce y la liberación del pueblo. Pan y leche tibia con yerbabuena, luz,
canción, combate y tiempo, madreselva y frailejón, huella profunda sobre esta
tierra. Todo para este pueblo.
En Sangueo para el
regreso la mención al evangelio es más explícita, ahora en relación directa
con Bolívar: “Si Jesucristo sacó los mercaderes del templo, Bolívar también
volvió a liberar a su pueblo” (Mc 11,15-16 y paralelos). Jesucristo y Bolívar
son vistos ambos como libertadores del pueblo. El gesto, acción profética, de
sacar mercaderes se interpreta como liberación del pueblo. Se describe el
regreso de Bolívar en el que se combina furia, coraje, caballo y espada (contra
los ladrones y manoseadores de la patria = mercaderes), con pensamiento,
cariño, caricias y amor. Jesús hace de
referente más lejano con su gesto de coraje, pero también con su vida de amor
entregada.
En Canción mansa
para un pueblo bravo se dialoga con el texto del evangelio en el que se
pide, en radical pacifismo, poner la otra mejilla (Mt 5,39). Así lo hace el
pueblo, pero ¿hasta cuándo lo hará? Pues ya le está doliendo: “dulce mejilla la
de mi pueblo / que a la segunda le está doliendo / a mi pueblo manso, mi manso
pueblo”.
En Camarada se
pide “armarse con la luz para vencer la oscurana, así lo enseñó Jesús nuestro
primer camarada”. Un poco genéricamente, pues no hay un cita directa que hable
de armarse con la luz, pero tal vez haga referencia esta canción a aquello de
“ustedes son la luz”, y “no se enciende una lámpara para esconderla, sino para
ponerla en alto y que alumbre a los de la casa” (Mt 5, 14-16).
Jesús es considerado el camarada del que aprendemos las
primeras enseñanzas. Camarada es expresión que se asocia, a veces
despectivamente, al comunismo. Tras tantas malas películas norteamericanas con
el tema –ya en tiempo de Alí-, parece que los camaradas son miembros de la KGB
armados hasta los dientes. Por eso Alí aclara de qué comunismo y de qué
camaradas se trata: la paz camarada, la vida dulce y buena camarada, alborada
camarada, la llovizna, el cielo, la canción, el amor y el beso, camaradas. Y
así Jesús es situado en la raíz de los valores que nos hacen hermanos y
hermanas, entre nosotros y con el universo.
En Tu palabra
se hace un juego con el texto del evangelio de Juan 8: “el que esté libre de
pecado que lance la primera piedra”, dice Jesús a los que acusan a la mujer de
haber pecado”. Ahora dice Alí: “lance la primera conciencia”. Es una relación
por contraste. Aquellos lanzarán piedras para la muerte (ninguno se atrevió).
Alí pide piedras por la vida y la conciencia: pocos se atreven. Es una
invitación al compromiso eficaz del revolucionario para la concientización del
pueblo. Ya en el título de esta canción se puede apreciar una relación, aunque
no tan explícita, con el mismo evangelio de Juan que comienza refiriéndose a
Jesús como Palabra (Jn 1).
En Trigo y molino,
muere el trigo en el molino pero también “el trigo germina”. Es curiosa la
mención del trigo, culturalmente no tan nuestro, en una canción de Alí. Opino
que puede verse allí una referencia al evangelio de Juan: “si el grano de trigo
no muere no puede dar fruto, pero si muere da mucho fruto” (Jn 12,24).