Alí Primera

Alí Primera

domingo, 24 de mayo de 2015

CANTO Y RELIGIÓN LIBERADORA (3. Jesús y el evangelio)

En Cuando nombro la poesía nombra Alí al “humano evangelio de Ernesto Cardenal”. Relaciona el humano evangelio con una serie de valores, poetas y símbolos. El evangelio humano es solidaridad, amistad, vida, paz. Junto a Ernesto Cardenal, revolucionario y creyente (que para este tiempo publicó su Evangelio de Solentiname, un libro de comentarios populares a los textos del evangelio, recogidos de la reflexión comunitaria desde esta población costeña nicaragüense), se coloca a Miguel Hernández y García Lorca, poetas mártires de la frustrada revolución española. Y cerca están nuestros poetas latinoamericanos más del pueblo: Neruda, Vallejo, Martí, Guillén, Gabriela y Andrés Eloy. Al lado de estos poetas del pueblo el texto se llena de símbolos: río preñado de canoas, ave que trae un parabién, vuelo triunfal de mariposas, canto en Sol mayor, piel florecida, espiga besada por un viento latinoamericano… Poesía, humanidad y evangelio son para Alí una misma cosa.

En varias canciones más, Alí hace referencia directa o velada a textos de los evangelios que ha leído e inspiran su denuncia.

En Esquina principal anota: “Qué ha sido del pan de Cristo, que suben la economía… suben el pan de Cristo…”. Situada al final de esta canción de denuncia de la desigualdad social y de la ineficiencia de los gobiernos, la referencia al pan de Cristo evoca algunos de los textos más proféticos del evangelio. Como aquéllos en los que Jesús convoca al pueblo que lo sigue e invita al reparto igualitario del pan según el modelo de la comunidad de Alianza del pueblo antiguo, en clanes de 50,  en los que no había desigualdad. La hierba verde en la que se sientan es un símbolo de la vida fresca y buena para el pueblo (Mc 6,30-44 y paralelos; Jn 6,32-35; entre otros). O aquellos otros textos de comidas de Jesús en los que son incluidos los excluidos de siempre (Lc 14, 12-24; 15,2; y muchos más). O la oración en la que Jesús pide a Dios el pan para cada día, que a nadie le falte, ni que nadie lo acapare (Lc 11,3). En fin, todo un proyecto de sociedad igualitaria, evocada por contraste en el canto de Alí.
La manera como se refiere al Pan de Cristo, que está desaparecido y también sube, tras la obvia referencia a la subida de los precios del pan, de la comida para el pueblo –que Alí denuncia-está remitiendo (por su adjetivación: de Cristo) a la alienación religiosa, al secuestro de la fe por los grupos de poder económico, que no permiten al pueblo descubrir una religión que libere y promueva comunidades de vida y liberación. También el pan de Cristo se lo han llevado a las nubes, lo han espiritualizado. Desvirtuando su esencia más material, pan-para-la-vida, lo han hecho un pan-paran-pan (ironía incluida) que no alimenta.

En El bachaco fundillúo se escucha: “Según la biblia primero pasa un camello por el ojo de una aguja que un rico entra en el reino de los cielos” (Mc 10,25 y paralelos).
Ha habido muchas interpretaciones de este texto, casi todas intentando suavizar la palabra fuerte, profética, de Jesús, que se sitúa al lado de los pobres y denuncia a los ricos.
Alí juega con el lenguaje venezolano popular y, en género de fábula, identifica a los ricos con el bachaco fundillúoque se enriquece a costa de las hormiguitas trabajadoras.
El comienzo del relato es una interpretación original del texto bíblico desde la realidad cotidiana. En la interpretación de Alí “los ricos se compran los camellos, se compran las agujas y se olvidan de Jesús”. Alí sigue denunciando a los ricos, que incluso son capaces de neutralizar el texto del evangelio con su dinero. Todo lo compran, incluso las relecturas de los textos, o su olvido. Jesús aquí es el profeta de los pobres. El denunciador de las riquezas injustas. Pero también el olvidado por la sociedad, por los ricos que nada quieren cambiar.

En Al pueblo lo que es de César se aprecia un claro ejemplo de  intertextualidad y juego con el lector. La referencia bíblica es sólo un dato remoto. El primer referente es César Rengifo, el que fuera no sólo pintor, sino teatrero, poeta, ensayista, comunista, obrero, artesano y maestro comprometido con sus discípulos. Una cita suya:
Cuando los hombres y pueblos llegan al límite de sus padecimientos y de las humillaciones, transforman su tentación de amanecer y su esperanza de día radiante en acción libertadora: y su cólera grave desatada inflama de centellas los caminos.
A éste César remite Alí. A este César cuyo mensaje, obra y vida, quedan para el pueblo. Tras esta referencia directa al pintor del pueblo César Renfigo, la canción hace referencia velada a la expresión del evangelio: “a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César” (Mc 12,17 y paralelos). En la interpretación latinoamericana de este pasaje hay quien pregunta: ¿qué quiere Dios y qué quiere el César del imperio romano? Dios quiere la justicia, la liberación del pueblo. César emperador quiere mantenerlo sometido (la moneda es un símbolo del dominio económico).
Desde este texto remoto leemos la referencia al otro César (Rengifo), que está junto al Dios del pueblo. Lo suyo es del pueblo. Es el anticésar emperador. Aquél acapara su riqueza contra el pueblo, explotándolo. Éste entrega su pintura, su arte, su dramaturgia, sus ensayos… para el goce y la liberación del pueblo. Pan y leche tibia con yerbabuena, luz, canción, combate y tiempo, madreselva y frailejón, huella profunda sobre esta tierra. Todo para este pueblo.

En Sangueo para el regreso la mención al evangelio es más explícita, ahora en relación directa con Bolívar: “Si Jesucristo sacó los mercaderes del templo, Bolívar también volvió a liberar a su pueblo” (Mc 11,15-16 y paralelos). Jesucristo y Bolívar son vistos ambos como libertadores del pueblo. El gesto, acción profética, de sacar mercaderes se interpreta como liberación del pueblo. Se describe el regreso de Bolívar en el que se combina furia, coraje, caballo y espada (contra los ladrones y manoseadores de la patria = mercaderes), con pensamiento, cariño, caricias y  amor. Jesús hace de referente más lejano con su gesto de coraje, pero también con su vida de amor entregada.

En Canción mansa para un pueblo bravo se dialoga con el texto del evangelio en el que se pide, en radical pacifismo, poner la otra mejilla (Mt 5,39). Así lo hace el pueblo, pero ¿hasta cuándo lo hará? Pues ya le está doliendo: “dulce mejilla la de mi pueblo / que a la segunda le está doliendo / a mi pueblo manso, mi manso pueblo”.

En Camarada se pide “armarse con la luz para vencer la oscurana, así lo enseñó Jesús nuestro primer camarada”. Un poco genéricamente, pues no hay un cita directa que hable de armarse con la luz, pero tal vez haga referencia esta canción a aquello de “ustedes son la luz”, y “no se enciende una lámpara para esconderla, sino para ponerla en alto y que alumbre a los de la casa” (Mt 5, 14-16).
Jesús es considerado el camarada del que aprendemos las primeras enseñanzas. Camarada es expresión que se asocia, a veces despectivamente, al comunismo. Tras tantas malas películas norteamericanas con el tema –ya en tiempo de Alí-, parece que los camaradas son miembros de la KGB armados hasta los dientes. Por eso Alí aclara de qué comunismo y de qué camaradas se trata: la paz camarada, la vida dulce y buena camarada, alborada camarada, la llovizna, el cielo, la canción, el amor y el beso, camaradas. Y así Jesús es situado en la raíz de los valores que nos hacen hermanos y hermanas, entre nosotros y con el universo.

En Tu palabra se hace un juego con el texto del evangelio de Juan 8: “el que esté libre de pecado que lance la primera piedra”, dice Jesús a los que acusan a la mujer de haber pecado”. Ahora dice Alí: “lance la primera conciencia”. Es una relación por contraste. Aquellos lanzarán piedras para la muerte (ninguno se atrevió). Alí pide piedras por la vida y la conciencia: pocos se atreven. Es una invitación al compromiso eficaz del revolucionario para la concientización del pueblo. Ya en el título de esta canción se puede apreciar una relación, aunque no tan explícita, con el mismo evangelio de Juan que comienza refiriéndose a Jesús como Palabra (Jn 1).

En Trigo y molino, muere el trigo en el molino pero también “el trigo germina”. Es curiosa la mención del trigo, culturalmente no tan nuestro, en una canción de Alí. Opino que puede verse allí una referencia al evangelio de Juan: “si el grano de trigo no muere no puede dar fruto, pero si muere da mucho fruto” (Jn 12,24).


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