Alí Primera

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martes, 16 de junio de 2015

CANTO Y COMBATE LATINOAMERICANO (a. anti-imperialismo)


La clave conclusiva de la entrada anterior hacía referencia al compromiso por la liberación, la salvación, la conciencia y la unidad de los pueblos latinoamericanos. Varios de estos indicativos que aparecen insinuados y en vinculación a la vivencia de la fe religiosa, se desarrollan con más amplitud en estas nuevas entradas. Aquí se hace referencia a la unidad de los pueblos latinoamericanos, comenzando por analizar su realidad de dependencia, de sojuzgamiento por el imperio, y de resistencia y lucha.

Contra el imperialismo

Sin duda, uno de los mayores combates que Alí dio fue contra el intervencionismo norteamericano y por la conciencia latinoamericana. En su canto La Guerra Del Petróleo (1977) afirma: “Nuestra sangre derramada es petróleo para el yanqui, soldado vuelca el fusil contra el oligarca”. Esta vinculación de subordinación colonial y producción petrolera la había analizado muy bien Orlando Araujo, unos años antes (Venezuela Violenta, 1968, 134), sacando sus consecuencias muy similares a las que Alí pregona en sus cantos:

En otras palabras, el destino de todo el país depende de la aventura económica de un producto y como ese producto es explotado por capitales extranjeros, fundamentalmente norteamericanos, está subordinado a sus decisiones.
Esta realidad es la clave de la situación venezolana y subyace en el fondo de nuestro drama político y social. Un país cuyo destino no le pertenece porque está en manos ajenas, un país enajenado, una prolongación periférica de otra economía más  poderosa, una sociedad con las contradicciones, frustraciones, miserias y odios una sociedad colonial. Una sociedad, también, para quien la violencia puede plantearse como alternativa válida, como liberación.

En América Latina obrera (1969) dirá Alí: “El yanqui teme que tú te levantes, América latina obrera, no sé por qué no lo haces. El yanqui teme a la revolución, el yanqui teme al grito: yanqui go home, yanqui go home”. La vigilancia para no dejarse someter ni política ni comercialmente se hace manifiesta en Me lo contó Canelón: “cuidado con los del Norte… / vienen con su comitiva / hasta el mercadeo del pueblo / y lo venden al mejor postor / que está situado en el Norte… / porque con los gringos / brindará el Presidente / porque el pueblo / brindar con los gringos / esa verga si que no…”.

Para Alí, Bolívar fue un visionario que intuyó el futuro. Bolívar inspira la pasión latinoamericanista de Alí.  Varios textos de Bolívar anticipan el afán imperialista de Estados Unidos y avisan contra él. En carta al señor coronel Patricio Campbel fechada el 05/08/1829, cuando para el momento se hablaba de nombrar a un príncipe europeo como sucesor de la autoridad de Bolívar, pronostica visionariamente el porvenir norteño: “¿Cuánto no se opondrían todos los nuevos estados americanos y los Estados Unidos que parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad?” Cita que tomará Alí en su Canción Bolivariana (1980). Y hablando acerca de las disensiones que los Estados Unidos han fomentado entre sus vecinos del Sur, sentenciaba Bolívar: “Los Estados Unidos son los peores y son los más fuertes al mismo tiempo” (A Estanislao Vergara. Guayaquil, 20 de septiembre de 1829). Frente a este imperialismo Bolívar fue consciente de la necesaria unidad latinoamericana y quiso hacer de todos los pueblos de América una sola confederación supeditada a una liga política y militar. Ese ideal latinoamericano inspiró a Alí e inspira el actual bolivarianismo.

El águila y la bota del norte son dos imágenes del imperialismo a las que recurre Alí. En Cuando las águilas se arrastren (1974), las águilas reflejan al imperio norteamericano y los sufrimientos que han perpetrado en el pueblo: “cuando las águilas se arrastren, cuando no se hable por hablar, cuando no existan oprimidos, entonces, le cantaré a la paz”. La bota odiada del norte, bota militar, aparece en Cuando nombro la poesía (1979): “nombro… a un odio terrible por la bota, mal parida y mal nacida en septentrión”.

Un canto completo lo dedica al símbolo mayor del imperio: el tío Sam. Tío Sam (Uncle Sam en inglés) es la personificación del gobierno estadounidense. Según la tradición popular, el origen del personaje se remonta a un grupo de soldados acuartelados al norte del estado de Nueva York durante la guerra anglo-estadounidense de 1812. Al recibir un suministro de carne con las iniciales U.S. (UnitedStates), los soldados hicieron un juego de palabras con esas iniciales y las del proveedor de carne, Uncle Samuel Wilson, de Troy (Nueva York). Su primera ilustración gráfica se remonta a 1852. Habitualmente se representa como un anciano de raza blanca, gesto serio, pelo blanco y barba de chivo, vestido con ropas que recuerdan los símbolos nacionales de los Estados Unidos. El Congreso de ese país lo reconoció como símbolo nacional según resolución del 15 de septiembre de 1961.

En el canto de Alí sobre el Tío Sam, Don Samuel (1981), resalta en este personaje-gobierno el militarismo, el apoyo a dictaduras bajo su control estableciendo gobernantes dóciles (gorilas) y la promoción del armamentismo. Y a ese Sam-personificado le adjudica los rasgos de sadismo y falta de amor.

Yo no le digo Tío, Don Samuel, porque hermano de mi Patria usted no es y cuando en la mesa del pueblo falta el pan, recuerdo que en la historia claro está que usted lleva gorilas al poder. Usted es inteligente, Don Samuel, y hasta una bomba atómica inventó, pero es muy debilucho en el amor, y como a usted la muerte le da placer, sobre el hombre indefenso la lanzó.
 
A los soldados del Tío Sam los cataloga como desequilibrados mentales y drogodependientes. Y a su gobierno lo califica de cínico, asesino y mentiroso.
Y le gusta la guerra Don Samuel, porque le sobran balas, y soldados no le faltan,  además son valientes, Don Samuel, a fuerza de lavados de heroína y marihuana, Don Samuel. Si sus muchachos regresan a casa, mutilados, medios locos, con aroma a mierda, usted lo arregla todo, Don Samuel, nadita de nada se le escapa, de desempleados les da un carnet y una medalla, y la libertad, sobre todo la libertad, de matar carajitos negros en Atlanta.
Usted es superdetodo, Don Samuel, y además de sabotear aviones ya produjo su bomba de neutrones, que sólo mata gente según dicen. Usted es un descarado, un inmoral, aunque sus cancerberos lo defiendan de la primera letra hasta la zeta, se le llena de baba la jeta al mentirle al pueblo en nombre del Tío Sam.

Este tema del imperialismo aparecerá en innumerables canciones de Alí, algunas de las cuales se evocarán en lo que sigue. Llama la atención que si bien podemos apreciar algunas evoluciones en los contenidos revolucionarios de sus canciones, el tema de la solidaridad continental con los pueblos hermanos y el apoyo a sus luchas liberadoras será una constante de principio a fin, desde las primeras canciones dedicadas a Cuba y Colombia, hasta las canciones finales dedicadas a Argentina o Guatemala, pasando por las de Chile, Uruguay, Paraguay, El Salvador, Haití o Nicaragua. 


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