La clave conclusiva de la entrada anterior hacía
referencia al compromiso por la liberación, la salvación, la conciencia y la
unidad de los pueblos latinoamericanos. Varios de estos indicativos que
aparecen insinuados y en vinculación a la vivencia de la fe religiosa, se
desarrollan con más amplitud en estas nuevas entradas. Aquí se hace referencia a la unidad
de los pueblos latinoamericanos, comenzando por analizar su realidad de
dependencia, de sojuzgamiento por el imperio, y de resistencia y lucha.
Contra
el imperialismo
Sin duda, uno de los mayores combates que Alí dio fue
contra el intervencionismo norteamericano y por la conciencia latinoamericana.
En su canto La Guerra Del Petróleo
(1977) afirma: “Nuestra sangre derramada es petróleo para el yanqui, soldado
vuelca el fusil contra el oligarca”. Esta vinculación de subordinación colonial
y producción petrolera la había analizado muy bien Orlando Araujo, unos años
antes (Venezuela Violenta, 1968,
134), sacando sus consecuencias muy similares a las que Alí pregona en sus
cantos:
En otras palabras, el
destino de todo el país depende de la aventura económica de un producto y como
ese producto es explotado por capitales extranjeros, fundamentalmente
norteamericanos, está subordinado a sus decisiones.
Esta realidad es la
clave de la situación venezolana y subyace en el fondo de nuestro drama
político y social. Un país cuyo destino no le pertenece porque está en manos
ajenas, un país enajenado, una prolongación periférica de otra economía
más poderosa, una sociedad con las
contradicciones, frustraciones, miserias y odios una sociedad colonial. Una
sociedad, también, para quien la violencia puede plantearse como alternativa
válida, como liberación.
En América Latina
obrera (1969) dirá Alí: “El yanqui teme que tú te levantes, América latina
obrera, no sé por qué no lo haces. El yanqui teme a la revolución, el yanqui
teme al grito: yanqui go home, yanqui go home”. La vigilancia para no dejarse
someter ni política ni comercialmente se hace manifiesta en Me lo contó Canelón: “cuidado con los del Norte… / vienen
con su comitiva / hasta el mercadeo del pueblo / y lo venden al mejor postor /
que está situado en el Norte… / porque con los gringos / brindará el Presidente
/ porque el pueblo / brindar con los gringos / esa verga si que no…”.
Para Alí, Bolívar fue un visionario que intuyó el futuro.
Bolívar inspira la pasión latinoamericanista de Alí. Varios textos de Bolívar anticipan el afán
imperialista de Estados Unidos y avisan contra él. En carta al señor coronel
Patricio Campbel fechada el 05/08/1829, cuando para el momento se hablaba de
nombrar a un príncipe europeo como sucesor de la autoridad de Bolívar,
pronostica visionariamente el porvenir norteño: “¿Cuánto no se opondrían todos
los nuevos estados americanos y los Estados Unidos que parecen destinados por
la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad?”
Cita que tomará Alí en su Canción
Bolivariana (1980). Y
hablando acerca de las disensiones que los Estados Unidos
han fomentado entre sus vecinos del Sur, sentenciaba Bolívar: “Los Estados
Unidos son los peores y son los más fuertes al mismo tiempo” (A Estanislao
Vergara. Guayaquil, 20 de septiembre de 1829). Frente a este imperialismo
Bolívar fue consciente de la necesaria unidad latinoamericana y quiso hacer de
todos los pueblos de América una sola confederación supeditada a una liga política
y militar. Ese ideal latinoamericano inspiró a Alí e inspira el actual
bolivarianismo.
El águila y la bota del norte son dos imágenes del
imperialismo a las que recurre Alí. En Cuando
las águilas se arrastren (1974), las águilas reflejan al imperio
norteamericano y los sufrimientos que han perpetrado en el pueblo: “cuando las
águilas se arrastren, cuando no se hable por hablar, cuando no existan
oprimidos, entonces, le cantaré a la paz”. La bota odiada del norte, bota militar, aparece en Cuando nombro la poesía (1979): “nombro…
a un odio terrible por la bota, mal parida y mal nacida en septentrión”.
Un canto completo lo dedica al símbolo
mayor del imperio: el tío Sam. Tío Sam (Uncle Sam en inglés) es la personificación del gobierno
estadounidense. Según la tradición popular, el origen del personaje se remonta
a un grupo de soldados acuartelados al norte del estado de Nueva York durante
la guerra anglo-estadounidense de 1812. Al recibir un suministro de carne con
las iniciales U.S. (UnitedStates), los soldados hicieron un juego de palabras
con esas iniciales y las del proveedor de carne, Uncle Samuel Wilson, de Troy
(Nueva York). Su primera ilustración gráfica se remonta a 1852. Habitualmente
se representa como un anciano de raza blanca, gesto serio, pelo blanco y barba
de chivo, vestido con ropas que recuerdan los símbolos nacionales de los
Estados Unidos. El Congreso de ese país lo reconoció como símbolo nacional
según resolución del 15 de septiembre de 1961.
En el canto de Alí sobre el Tío Sam, Don Samuel (1981), resalta en este personaje-gobierno el militarismo, el
apoyo a dictaduras bajo su control estableciendo gobernantes dóciles (gorilas)
y la promoción del armamentismo. Y a ese Sam-personificado le adjudica los
rasgos de sadismo y falta de amor.
Yo no le
digo Tío, Don Samuel, porque hermano de mi Patria usted no es y cuando en la
mesa del pueblo falta el pan, recuerdo que en la historia claro está que usted
lleva gorilas al poder. Usted es inteligente, Don Samuel, y hasta una bomba
atómica inventó, pero es muy debilucho en el amor, y como a usted la muerte le
da placer, sobre el hombre indefenso la lanzó.
A los soldados del Tío Sam los cataloga como desequilibrados mentales y drogodependientes. Y a su gobierno lo califica de cínico, asesino y mentiroso.
Y le gusta
la guerra Don Samuel, porque le sobran balas, y soldados no le faltan, además son valientes, Don Samuel, a fuerza de
lavados de heroína y marihuana, Don Samuel. Si sus muchachos regresan a casa,
mutilados, medios locos, con aroma a mierda, usted lo arregla todo, Don Samuel,
nadita de nada se le escapa, de desempleados les da un carnet y una medalla, y
la libertad, sobre todo la libertad, de matar carajitos negros en Atlanta.
Usted es
superdetodo, Don Samuel, y además de sabotear aviones ya produjo su bomba de
neutrones, que sólo mata gente según dicen. Usted es un descarado, un inmoral,
aunque sus cancerberos lo defiendan de la primera letra hasta la zeta, se le
llena de baba la jeta al mentirle al pueblo en nombre del Tío Sam.
Este tema del imperialismo aparecerá en innumerables
canciones de Alí, algunas de las cuales se evocarán en lo que sigue. Llama la
atención que si bien podemos apreciar algunas evoluciones en los contenidos
revolucionarios de sus canciones, el tema de la solidaridad continental con los
pueblos hermanos y el apoyo a sus luchas liberadoras será una constante de
principio a fin, desde las primeras canciones dedicadas a Cuba y Colombia,
hasta las canciones finales dedicadas a Argentina o Guatemala, pasando por las
de Chile, Uruguay, Paraguay, El Salvador, Haití o Nicaragua.
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